Cesc, que hizo dos goles, cambió el partido.
AMISTOSO | ESPAÑA 3 - CHILE 2
Luis Nieto | as.com
Chile bailó a la Selección en la primera mitad. La entrada del manchego, que marcó un gol, y de Cesc, que hizo dos, cambió el partido. Arbeloa defendió a Iniesta en la bronca final.
Hubo paz y, al final, también gloria. Buscando la reconciliación, y encontrándola presumiblemente, la Selección se perdió medio partido. Se lo temía Del Bosque, que en la víspera habló de Chile como adversario incómodo. Al descanso pareció que se había quedado cortísimo. Pero fue un partido de dos Españas y la de Iniesta resultó inabordable. Sin él no podemos salir ni al supermercado. La Selección de los cuatro pequeños redimió a la de los dos mediocentros y firmó una remontada que tranquiliza. Tanto como la defensa de Arbeloa a Iniesta en la bronca final. Un mal gesto y un buen síntoma.
La concentración invitaba a los abrazos, pero no a los experimentos. Por ahí comenzó el fallo multiorgánico de partida. Del Bosque regaló demasiado al dejar a Iniesta en el banquillo y protegió mal al equipo con Javi Martínez y Albiol, un centrocampista de largo recorrido y el cuarto central de Mourinho. El cubicaje de Vargas y de Alexis estaba fuera de su alcance. Con Sergio Ramos en el centro nos hubiera ido mejor. La primera mitad se les hizo eterna. Tampoco recibieron ayudas de los mediocentros. Dijo un día Del Bosque que le hubiera gustado ser Busquets. A Busquets también le hubiera gustado ser Busquets en la primera parte.
Xavi no mandó
Xavi cazó a Raúl, al que lamentablemente le pilló bajando una Selección que subía, y cumplió su partido 102, que seguro que no está entre los cien mejores que ha jugado con la Roja. Tardó en escapar de la jaula chilena (sólo lo hizo el ratito que coincidió con Iniesta), horrible noticia, porque él marca el camino de 2008 a nuestros días. Y Negredo perdió un blanco fácil tras pase de Silva. Dejó pasar una buena ocasión de abrir hueco con Torres.
Chile se fue a buscar el partido a la puerta de toriles, con alma y cabeza, con empeño, trabajo, voluntad e impecable sentido táctico. España pasó 20 minutos sin salir del garaje y se tragó dos goles. Casillas evitó el tercero con una parada de meta de balonmano frente a Beausejour, cuya izquierda fue un martillo.
Entró Iniesta y se hizo la luz
Aquella verbena de Chile se acabó con la llegada de Iniesta, al que España no puede ahorrarse porque sí. Mejoró cuanto tocó. Marcó un gol, dio otro, desarmó a Chile. Para hacerle hueco Del Bosque limpió a un mediocentro (Xabi) y dejó a cuatro pequeños por delante de Busquets. Vestidos así empezó todo hace más de tres años y conviene recordarlo. Y menearlo lo menos posible.
Cada cambio arregló un problema y Chile entró en bancarrota, perdiendo de vista a Silva, a Pedro y Cazorla. Cesc se manejó bien entre líneas y Torres ofreció buenos desmarques aunque con la baja definición que le persigue en los últimos tiempos. Y en el descuento, con los chilenos defendiéndose ya a tornillazos y muy por detrás de la ley (horrible la entrada que le costó la expulsión a Contreras), el propio Cesc firmó la remontada con un penalti tan discutible a Arbeloa como claro fue el que se tragó el colegiado Laperriere a Negredo en el primer tiempo. Para la paz doméstica quedó la defensa de Arbeloa a Iniesta en la tangana final, cuando el azulgrana molestó a los chilenos con su último muletazo por bajo. Tenía más ganas de partido.
Hubo paz y después, gloria. También dos Españas, porque buscando la reconciliación, y encontrándola, la Selección se perdió medio partido. Se lo temía Del Bosque, que en la víspera habló de Chile como adversario incómodo. Hubo ratos en que pareció haberse quedado cortísimo. Luego entró Iniesta, objeto de veneración, y España resultó inabordable. Sin él no podemos salir ni al supermercado. La Selección de los cuatro pequeños redimió a la de los dos mediocentros y firmó una remontada que tranquiliza. Tanto como la defensa de Arbeloa al propio Iniesta en la bronca final. Un mal gesto y un buen síntoma.
La verbena de Chile, que resultó fantástica en los inicios, se acabó con la llegada del manchego, al que España no puede ahorrarse porque sí. Mejoró cuanto tocó. Marcó un gol, dio otro, agotó y desarmó a un adversario feroz. Para hacerle hueco tras el descanso, Del Bosque limpió a un mediocentro (Xabi) y dejó a cuatro avispas por delante de Busquets. Vestidos así empezó todo hace más de tres años. Conviene recordarlo y menearlo lo menos posible.
Pero hubo un antes y resultó terrible. Del Bosque regaló demasiado al dejar a Iniesta en el banquillo y protegió mal al equipo con Javi Martínez y Albiol, un centrocampista de largo recorrido y el cuarto central de Mourinho. El cubicaje de Vargas y de Alexis, mientras tuvieron piernas, quedó fuera de su alcance. Con Ramos en el centro nos hubiera ido mejor ante aquellos dos diablos. Y tampoco hubo auxilio de los mediocentros. Dijo un día Del Bosque que le hubiera gustado ser Busquets. A Busquets también le hubiera gustado ser Busquets en la primera parte.
El récord.
Xavi cazó a Raúl, vicepríncipe de Asturias al que le pilló bajando una Selección que subía, y cumplió su partido 102, que seguro que no está entre sus cien mejores con La Roja. Tardó en escapar de la jaula chilena (sólo lo hizo el ratito que coincidió con Iniesta), horrible noticia, porque él marca el camino de 2008 a nuestros días. Y Negredo perdió un blanco fácil tras regalo de Silva. Dejó pasar una buena ocasión de abrir hueco con Torres.
Chile se fue a buscar el partido a la puerta de toriles, con alma y cabeza, con empeño, trabajo, voluntad e impecable sentido táctico. España no salió del garaje y se tragó dos goles. Casillas evitó el tercero en parada de meta de balonmano.
Fue entonces cuando Del Bosque movió el árbol. Cada cambio arregló un problema y Chile entró en bancarrota. Iniesta ofreció superioridad, toque, pase y gol; Cesc se manejó bien entre líneas; Torres se aplicó en los desmarques aunque con la baja definición que le persigue; Pedro y Cazorla nos dieron alas. Sonó la sinfonía del nuevo mundo, el que descubrimos en Sudáfrica. Y en el descuento, con los chilenos defendiéndose ya a tornillazos y muy por detrás de la ley, Cesc firmó la remontada tras un penalti tan discutible a Arbeloa como claro fue el que se tragó Laperriere a Negredo en el primer tiempo. Para la paz doméstica quedó la defensa de Arbeloa a Iniesta en la tangana final (y la de Busquets a aquel), cuando el azulgrana molestó a los chilenos con su último muletazo por bajo. Tenía más ganas de partido.
El crack
Iniesta
Marcó un gol, dio otro. Convirtió la peor España en tiempos en la insuperable campeona del mundo.
¡Vaya día!
Javi Martínez
Un buen jugador en el sitio equivocado. Alexis y Vargas le resultaron demasiado rápidos.
El dandy
Cesc
El Barça le ha disparado. Dos goles de la remontada llevaron su firma. Pide paso a Del Bosque.
El duro
Contreras
Espeluznante, peligrosa e innecesaria su entrada a Cazorla. Pudo lesionarse. Roja indiscutible.
España: Casillas (Reina, m.46); Sergio Ramos, Raúl Albiol, Javi Martínez, Arbeloa; Busquets, Xabi Alonso (Iniesta, m. 46), Xavi (Cesc, m. 64); Silva (cazorla, m. 79), Villa (Pedro, m. 46) y Negredo(Fernando Torres, m. 64).
Chile: Claudio Bravo; Arturo Vidal, Pablo Contreras, Jara; Mauricio Isla (Meneses, m. 83), Medel (Estrada, m. 88), Carmona, Beausejour (Felipe Gutiérrez, m. 79), Jorge Valdivia (Orellana, m.86); Alexis Sánchez y Eduardo Vargas (Felipe Seymour, m. 58).
Goles: 0-1, m. 10: Isla. 0-2, m. 20: Vargas. 1-2, m. 55: Iniesta. 2-2, m. 70: Cesc. 3-2, m. 90: Cesc.
Árbitro: Jerome Laperriere (SUI). Amonestó a Silva (26) por España y a Alexis (70) y Vidal (73) por Chile. Expulsó por roja directa a Conteras en el minuto 82 y a Valdivia en el minuto 90 cuando ya estaba en el banquillo.
Incidencias: Encuentro amistoso disputado en el AFG Arena de Sankt Gallen ante la presencia de 14.605 espectadores.
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