Sobre el primer ciclo de formación en fútbol

Es un pecado habitual en el fútbol base fichar entrenadores sin saber cómo trabajan y cuáles son sus formas y su trato con los pequeños jugadores y esto, cuando los futbolistas son niños que empiezan a iniciarse y a dar sus primeros pelotazos es tremendamente peligroso.

La consecuencia habitual de la desestructuración de los clubes en las etapas de pre benjamines, benjamines y alevines se hace evidente cuando los jugadores-niños llegan al fútbol 11 y muchos de ellos no tienen capacidad para hacer un control orientado, un pase corto, un disparo correcto, una conducción con la pierna mala, controles con el pecho, etc.

Si después de seis años trabajando son muchos los jugadores que no cumplen los requisitos técnicos mínimos, ¡qué se está haciendo en esa etapa de formación!, ¿en qué se pierde el tiempo?

Es muy importante que los entrenadores a esa edad sepan que tienen, uno, que hacer que sus jugadores disfruten para que así trabajen y continuen progresando y dos, que ellos no están para ganar, sino para formar personas que pueden llegar a ser jugadores.

En este sentido, para todos aquellos que entrenen a equipos pre benjamines, benjamines incluso alevines, tienen que tener claro ciertas REGLAS:

- No perder tiempo con la preparación física
- No perder apenas tiempo con la preparación táctica
- Habituar al jugador a ciertas rutinas que luego le serán importantes (desde la asistencia y la puntualidad hasta los estiramientos)
- Pero sobre todo, ENSEÑAR al jugador a dominar el balón y las acciones técnicas imprescindibles. Ayudar a jugar con la pierna menos buena, a controlar, a pasar, a disparar... siempre con ejercicios de menor complejidad a mayor, muchas veces sin oposición.

La experiencia me dice que un jugador de categoría infantil (sobre todo jugadores de segundo año) tiene una capacidad de asimilación táctica bastante superior a la que muchos dan por hecho. Por eso, es importante que durante los primeros seis años de formación los jugadores dominen el balón, para así poder empezar pronto a dominar el juego. Porque ya saben, sin balón, no hay juego.