domingo, 20 de enero de 2013

El doctor Ríos, de la consulta a la parcela literaria

DR. ANTONIO RÍOS LUNA www.doctorantoniorios.com
"El libro cuenta las razones que han llevado a pacientes a correr"
Padre de dos hijas, Lucía y Paloma, este granadino del 71 afincado en El Ejido presenta en febrero 'Del sillón a la maratón', su salto a la parcela literaria
PACO GREGORIO / DIARIO DE ALMERÍA

El doctor Ríos con las medallas y los dorsales acreditativos de las cinco grandes maratones: Nueva York, Londres, Berlín, Boston y Chicago

-¿Qué mueve a un reputado traumatólogo como usted a emprender esta aventura literaria?

-Hubo un momento en mi vida en el que no era feliz con lo que hacía ni con mi cuerpo. Demasiado trabajo, poco tiempo en casa, no me cuidaba nada. No era la vida que quería y algo debía cambiar. Cambié mi vida profesional y decidí cambiar también algo en la personal. Entonces empecé a ir al gimnasio, casi sin querer. Bendito día.

-Quienes lo conocen saben que dejó atrás una vida sedentaria para interesarse por el deporte, ¿qué motivó ese cambio?

-Pues que un día al mirarme al espejo no reconocí a la persona que tenía delante. Me asusté. Si no cambiaba, el futuro sería sombrío. Siempre he hecho deporte, pero desde que acabé la especialidad en Madrid, lo dejé de lado. Me centré más en el trabajo. Ahora en perspectiva, reconozco el error. Debe haber un equilibrio.

-Su desembarco en el deporte fue con un triple mortal, ¿por qué eligió la maratón?

-Comencé corriendo en una cinta. Cada día era capaz de aguantar más rato e incluso me picaba con alguna persona a ver quién se bajaba el último... Después empecé a correr fuera y me apunté a carreras populares. Luego vinieron las medias maratones y un día, la maratón de Madrid. Supongo que es el sueño de todo corredor. Conocer las sensaciones de esos 42 km y probarse. Desafiar los límites, y ver hasta donde uno es capaz. Dickens dijo que "uno no sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta".

-Convertido ya en un maratoniano empedernido, ¿de cuál de ellas guarda un más grato recuerdo?

-Todas son diferentes y en cada una he aprendido algo. Nueva York es increíble por el ambiente. Pero la mejor, para mí, ha sido la última. Chicago. Suponía cerrar el círculo que empecé hace dos años, de correr las 5 grandes junto a mi mentor y amigo, también traumatólogo, Manuel Villanueva. La recta de meta no se me olvidará mientras viva. Lloraba a lágrima viva abrazado a mi amigo, por ver quien fui y ahora quien soy.

-¿Y en cuál lo pasó peor?, ¿ha abandonado en alguna? Díganos su mejor marca...

-La que peor lo pasé fue Boston. Correr una maratón a 34º y 80% de humedad es un desafío y un riesgo. Las circunstancias fueron esas. Tuvimos la cabeza suficiente de dosificar, ralentizar el ritmo y aún así, lo pasamos mal. Gracias a Dios no he tenido que abandonar ninguna carrera. He tenido suerte en ese aspecto. Mi mejor marca es en la maratón de Londres con un tiempo de 3 horas 44 min 3 segundos.

-Como especialista en medicina deportiva habrá tratado todo tipo de lesiones, ¿cuáles son las más comunes entre la población?

-La lesión más común es la lesión muscular. Es la zona más débil y a la vez más resistente, pero no la cuidamos lo suficiente. Comenzamos a jugar al pádel en frío, no hacemos estiramientos antes de correr... Suma y sigue, el músculo se rompe.

-¿Recomienda a sus pacientes la práctica deportiva?

-A cada paciente que veo en la consulta le pregunto si hace deporte. La respuesta más común entre los que no, es la falta de tiempo. Les intento hacer ver lo importante que es activarse en el ejercicio, al menos, dos veces por semana. Su vida cambiará. Solo quiero que hagan ejercicio, el que mejor se adapte a su capacidad y posibilidades, pero algo.

-¿No cree que mucha gente calibra mal la intensidad a la hora de hacer ejercicio?

-Sin duda. El peligro del ejercicio es hacerlo sin la dosis de sentido común que requiere. Un principio básico del entrenamiento es la sobrecarga progresiva. Es decir, ir de menos a más pero dando tiempo al cuerpo a adaptarse.

-¿Hay alguna experiencia de su consulta en El Ejido trasladada al libro?

-Muchas. El capítulo 2 se llama "Y tú, por qué corres", pacientes que he tratado y que ahora son amigos, cuentan las razones que les han llevado a correr. Son experiencias muy enriquecedoras ya que el abanico de personas es variopinto en edad y profesiones. De cada uno se aprende algo.

-Desde hace más de tres años instruye a los lectores de este diario de lesiones desde un prisma pedagógico, ¿no cree que en su profesión falta más cercanía con el paciente?

-Estoy de acuerdo. A veces el médico pierde la perspectiva de que la persona que está sentada al otro lado de la mesa acude a nosotros con la esperanza de que podamos darle solución a su dolencia. Intento ponerme en el lugar del paciente siempre, tratarle como me gustaría ser tratado. Mi madre me lo dijo el día que hice el Juramento Hipocrático. Me dijo que nunca tratara mal a un paciente. No se me olvida.

-¿Cómo fue su experiencia al frente de la parcela médica del Poli Ejido?

-Me encantó. Fue una experiencia increíble. Lo que se vive en el vestuario, en el banquillo, el trato con los jugadores, me cautivó. Un año para recordar toda la vida. El fútbol es un deporte muy exigente, no solo mentalmente, sino físicamente. Repetiría sin duda.

-¿Por qué opina que el fútbol mueve tanto?

-Hay muchos intereses, dinero incluido, y eso enturbia el panorama. Sin embargo, cuando conoces a los deportistas en persona y trabajas con ellos día a dia, la persona está muy por encima del negocio.

-Después de este libro ya solo le faltará plantar un árbol...

-(risas) Sí. Ese es siguiente objetivo. Lo importante no es solo escribir el libro, plantar el árbol o tener un hijo. Es que alguien lea el libro, regar y cuidar el árbol y educar al hijo.

-¿Habrá segunda parte o con esto ya ha cumplido?

-Sí. Ahora estoy muy centrado en el Triatlón, con vista de participar algún día en un ironman. El libro sería "Del sillón al ironman". Ojalá.
"El libro cuenta las razones que han llevado a pacientes a correr"

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